3.1.08

Los días de Rolo | Capítulo 1

Rolo se levanta a la mañana. Se preocupa por poner los dos pies simultáneamente sobre el piso. Lo logra a medias. Se come una tostada. Y otra. Y otra con un poquitín de manteca. Lee un comic. Intenta sonreír. Resultado: una mueca similar a una parálisis facial.

Sale de su casa. Saluda a sus vecinos. Nadie devuelve el saludo. Camina unas cuadras. Toma el subte. Viaja apretado. Suda un poco la frente. Aprovecha para leer los diarios de los otros. Una señora lo mira mal. Rolo se hace el desentendido. Baja dos estaciones antes. Camina apresurado.

Entra a su oficina. Deja su maletín, saca unos papeles, se sienta en una grada con otros reidores, sus colegas. Rolo es un reidor profesional. Trabaja en la comedia más popular del país. Las risas son ensordecedoras. Rolo no se ríe. A Rolo le pasa algo.

Rolo está en un break de su trabajo. Come unos snacks y le da pequeños sorbos a su gaseosa. Peludo, se acerca a charlar. Rolo habla. Estoy preocupado, la risa es mi vida. No puedo reírme, los chistes no me causan gracia. Peludo le cuenta un chiste. Rolo, nada. ¿Por qué no te tomás unas vacaciones, Rolo? Estás exhausto. La risa volverá, ya vas a ver. Peludo ofrece ir a una convención de comics. Rolo se niega. Aduce un compromiso: una salida con su “banda” esa misma noche.

Rolo habla con su superior. Le dan las vacaciones: 3 días. Intenta comprar unas pantuflas en un negocio. No tiene cambio para pagar. Las deja. Llega a su casa.

Rolo, descalso. Hora de la televisión. Presiona el botón del control remoto torpemente. La única “banda” es de jazz, y es lo que Rolo usa para relajarse. Bosteza. Mira la hora. ¡Uy que tarde se hizo! Son las 9:30 PM. Rolo se va a dormir.

3 AM. Frenada de auto. Rolo se despierta molesto. Alguien golpea a su puerta desesperadamente. Es Joaquín. Traje blanco, camisa negra. ¿Rolo, salimos?

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